Mal relato de un deliro real de amor

Los acordes de guitarra me suenan tan hermosos mientras salpican el recuerdo, lo curioso es que jamás halla podido aprender a tocar guitarra. Pareciera que su melodía rasgara con fuerza mis huesos, como si un recuerdo quisiera abrir las alas y hacerse un espacio en el futuro, volverse una ilusión.

Momentos en que quisiera llorar y luego también reír, ante los aromas del piano añejado con su buen vino, pura ilusión, pura fantasía, pura mierda en mi oídos, por que la verdad no ocurrirá nada genial ¿O quizás si?

La incertidumbre taladra nuestros pensamientos haciendo que realmente aflore la posibilidad de las posibilidades y ante esa incógnita caemos perdidos en mil ensoñaciones que de visiones no dejan más que dolor.

Entonces el violín acompaña a nuestro buen amigo el miedo, para que termine de fragmentar nuestros momentos, por que si ya pensamos en la posibilidad, también pensamos en fracasar y aunque nos repitamos que la derrota no es una opción, todos sabemos que de todas formas podría ocurrir, y ante el ocurrir y no ocurrir mejor no arriesgarse, mejor echarse a descansar, dejemos que el sueño borre nuestros temores.

En sueños he bailado contigo un dinámico réquiem, he sentido tus caricias sobre mis cabellos y tocado tus dulces mejillas, las flautas de pan tocan alegres el final de un jamás iniciar, por que nunca hubo algo más que un sueño, lastima que para mi los sueños si sean algo, pero que sueño me queda si veo que caigo en amor para llegar intrínsicamente al dolor y que por más que logre visualizarte e identificarte, cuando te tengo en mis brazos me percato de que no eres tu.

Y sulfuran mis venas el ardiente acido que alimenta la ira y gritan mis ojos inyectados en dulzura carmesí, mientras mi voz fluye con aroma a sal y de mis entrañas los colores prismáticos me enseñan el abismo del que no podré salir, y quizás resuene en mi cabeza si acaso tu no te encuentras en la misma situación. Prisionero de los abismo del sentimiento, del sueño y de la pasión, prisionero de la fantasía, cautivo en sintonía y armonía con mi sueño mejor, que fue soñarte a ti.

Y si el sueño se materializa a la distancia dejémoslo partir, por que aquel sueño tiene alas propias para elegir con quien estar y yo te aseguro mí querido mismo que nosotros no somos aquel hombre.

Que la poesía tenga gusto a perro mojado, por que huele como tal. Que los poemas sientan la sangre seca, por que solo para curar heridas sirven. Que el arte se confunda con las musarañas de la nebulosa, para explicaciones tenemos la ciencia. Que el alarido de un perro sea la obra maestra de Piccaso y que el llanto poético sea el fruto de un manzano. Y recuerda mi querido interior que si salimos del agujero, que si nos atrevemos a hablar con nuestro miedo, el sueño se ira y el réquiem final lo bailaremos solos en la luz, en la alegría de la soledad, por que en medio de las tinieblas se con quien estar, por que cuando habrá mis ojos tu no estarás, por que cuando abra mis ojos otro día de rutina comienza, otra día para intentar encontrar otra sophia que no seas tu.

Y debo aceptar que ante tanta sangre y lagrima estoy creciendo, madurando en el amor, esperando encontrar las flores en aquella ventana, y que cuando las vea sabré que eres tu por que aquella flor, en tu pelo negro estelar que cubre la palidez amarga de tu rostro acompañada de tu sonrisa suave, me dirá que esto es solo un delirio de amor.