De esos sujetos anónimos

De esos sujetos anónimos

Albores de sueños y noche agrietadas con gusto agrio y salado por igual. Vino blanco envuelto en colores rojos y fermentos violetas cual estrellas en la mar. Oh que increíble la ironía de volar en un cielo oscuro, pero seguro y encaminado por los faroles tenues de la realidad siniestra.

La noche del viajero alado es caos, es siempre noche, eterna y dulce entropía con ese sentimiento de ser vació y ahuecado eternamente. Que patética la existencia, cuando una vez hallada la piedra…¡¡¡la sagrada piedra angular del tiempo subjetivo!!! se marcha. Se marcha con tintes de aburrimiento, con tintes de monotonía danzante en compases modernos. El aburrimiento que producen aquellos que sienten, que añoran, que desean y que sin comprensión alguna no pertenecen al mundo real.

Proyección de estrellas lejanas que habitan en los tejados conceptuales de los manicomnios. Seres imbuidos por tanta idea pagana y hereje al sentido puro y grandioso de la VERDAD. La verdad !!! esa idea sublime que tanto desean atrapar todos y que yo dejo resbalar por los dedos.

Aquellos seres. Seres de niebla. Seres anónimos. Seres extraños e incomprendidos, mimetizados en el sistema que los carcome y que repudian. Seres silenciados por ellos mismo. Seres patéticos en busca de una identidad. La triste ironía de saber que la entropía fluye en sus cuerpos y sus cuerpos cuelgan de sogas invisibles aprisionadas por el derroche cultural y teórico de mil y un letras de la biblioteca total.

Y que harán todos ellos, caminantes de planos. Caminantes de emociones. Caminantes entre sentimientos. Que harán con su existencia si jamás supieron existir, si no enraizaron los códigos de la subjetividad y la objetividad. Que harán caminando entre bocinas azuladas y alejados de todo cual autistas necios. Perdidos. Solos. Locos. Sacudiéndose las telarañas del tiempo y el espacio con plumeros de autocompasión silenciosa y muda. Esperando pacientes cada palpitar, esperando su ultimo palpitar.

Yo los he conocido ¿lo reconocerías tú?

Pensamiento

En momentos el peso de las ideas y las emociones que se vuelven sentimientos y conciencia doblegan la volunta y el espíritu. A veces el cielo parece pintarse de negro y todo sueño se deshace entre las manos, como castillos de arena y pierdo mi mundo, todo se transforma en un naufragio gigantesco. Pareciera que estoy loco, que quiero estar solo, puede que lo diga, puede que lo insinué. Pero en aquel mismo instante es cuando necesito de tus manos, es en ese momento necesito que me protejas de mi propio pesar. Quizás suene cobarde o patético pero no soy perfecto y pierdo contra mi. Cuando lagrimas recorren en silencio mi cara, cuando creo que no hay salida, cuando la angustia explota en mi vida. Es en ese momento cuando mas te necesito a ti, es en ese momento en que no necesito de tus palabras solo de tu presencia. Jamás he sentido, muchos no lo han sentido, desearía saber que se siente eso….

Manifiesto de la Derrota Generacional.

Estoy saboreando los primeros acordes de la sinfonía más perfecta, y estoy eclipsando un sueño poseído por la ilusión. Colores y fragmentos de un calidoscopio siniestro de esperanzas tibias. Cual barro mal formado y muñeco mal bordado me abalanzo sobre la vida sin una guía, como todos. Fracaso en la noción del existir, fracaso al respirar, y desde el momento en que abrí los ojos mi universo de ideas estaba condenado al fin sublime de la verdad marcada a letras con tinta humeante. Como un esperpento humillado y derrotado transito por las vías rodeado de tantos otros más fuertes. Mis palabras se ahogan en el viento y el concreto automatizado, nadie desea escuchar los labios del vencido, de aquel que habiéndose dejado derrotar por la mediocridad arrojo al basurero del conformismo todo sueño y esperanza para prenderle fuego con sabor a gloria. Y de aquella automatizada manera se mueven, de aquella automatizada manera me muevo, intentando aprender los mecanismo y códigos para sumarme al ingenioso proyecto que me dijeron se llamaba “felicidad”. Sin el manual de la vida descargado en mi sistema me desarmo y desplomo en la soledad de los mundos, en la inmensidad de los universos, en las ideas de tantos. Acurrucado y sin fuerzas me siento quebrado. Habiendo abierto el pecho y expuesto el espíritu, siendo este corrompido, agusanado y agujereado y no teniendo las fuerzas para abrir una vez más los ojos, me situó lúgubremente al borde del abismo. Allí donde todo sueño de un mundo mejor se rompe, y donde espirales de juicios se mecen sobre el rostro doliente y ahumado por la avaricia. Doy un paso en el mismo instante, en el mismo fragmento en que otro alcanza la gloria, la felicidad, en ese segundo que dura una milésima de tiempo en el universo, y caigo. El éter me envuelve y cristaliza exponiendo la esencia de un ser humano a los cuatro vientos. Otros ya ha saboreado tus ideas, has llegado tarde. Otros ya han tocada y acariciado esos sueños, has llegado tarde. Otros ya han vivido lo que deseabas vivir, lo que tenias que vivir, lo que sabias que era tuyo, has llegado tarde. Estabas atrasado desde el momento en que lloraste por tu primer fracaso. Cuando dijiste no más y permitiste que te adelantaran. Cuando quisiste ser persona, y aun así alguien s e te adelante queriendo ser persona antes y tomando lo que pudo haber sido tuyo. Manifiesto que estoy vencido.

El Exiliado

Perdóname es solo que de repente quiero pintarlo de negro. Perdonen todos, no es que pretenda intentar siquiera ser el más miserable de los miserables, mi existencia es muy mediocre como para estar arriba o abajo. Solo quería expresarme. Solo quería justificarme.

Por la tarde caminaba en la ciudad, presencie el asesinato de un niño sin siquiera verlo morir, una mujer que la policía atropellaba, y un rebaño de personas intentando saber quienes era. Cuando los vi dibuje a la fuerza una sonrisa en mi rostro. Claro, yo de negro y de pelo largo, con ideas claras, sabiendo que deseo y para donde va el mundo.

Patrañas, no se nada. Soy exactamente igual a los sin rostros, solo que mi mediocridad me obliga a usar estas malditas mascaras. Embaucado por mis propias ideas y sueños creí que podía cambiar algo, por lo menos a mí. Me miro al espejo y soy igual a todos ¿Acaso por hablar hermoso sobre la libertad y proponer ideas para cambiar al mundo me hace diferente? Simple juego de adultos idiotizados, solo títeres de la verdad gobernante ¿Qué mundo pretendo salvar? Peleas arcaicas, que ya no existen más que en el recuerdo de quienes las vivieron. Estupideces, solo miedo, no es más que el miedo a actuar, el miedo a mostrar la cara, la mejor herramienta de la verdad gobernante siempre es el miedo.

Te conocí un viernes creo. Mi vida giraba sin sentido y nada justificaba el existir. Desilusión tras desilusión, al comienzo en los otros finalmente darme cuenta que yo era el culpable único y responsable, me llevo a despreciar el mezclarme honestamente con el resto. Aprendí a jugar con el resto, tal cual como habían jugado conmigo, una actitud absolutamente llorona, ególatra y entupida ¿Quién no lo es de repente?

Plop. Te vi y sentí más miedo que nunca, quise correr, pero ¿para que? Fue una tarde de movimientos calculados, todo para no mostrarme como era, todo para no mostrar ni una sola parte bajo mi armadura de verborrea aplastante. El temor al dolor del espíritu me aterraba, estaba seguro que moriría si volvía a creer en algo. El creer nos hace tan débiles.

Por alguna razón fuera de mi voluntad o quizás parte de mi voluntad secreta… si bajo mi voluntad quise creer y creí como nunca antes. Creí que si bien las cosas era malas no tenia por que creer que era el fracaso del mundo. Creí en las caricias. Creí en los besos. Creí en los abrazos. Creí hasta en las manoseadas palabras que siempre utilizaba. Estaba seguro, y lo estoy aun, de que eras lo que esperaba entre sueños, lo cómico claro, era que tú no lo supieras.

Sentí que nuevamente podía creer, volví a pensar cambios, en ideas. Salí a caminar y observar solo para ver como operaba todo, intentar ver cada pequeño microsistema dentro de un sistema. Intente armar y desarmar núcleos de acción, algunos rindieron frutos, otros, obviamente no.

Y a pesar de todo tu estabas distante, engarzada en una luna sangrienta, entre dos continentes, dos estopas y un solo fuego. Mi desconfianza y mi miedo vencieron cualquier pilar, y termine destrozando el mundo tras el espejo en el que me refugiaba, aquel mundo en el que creía. Mis caminos se nublaron y entre la duda y el temor, la vida se impuso con su pasado estableciendo las ruinas del futuro. Sueños oscuros en el que mi cuerpo era devorado por una gran araña, pesadillas diurnas al ver como tu espectro se deshacía, y entre sabanas y sabanas mi cuerpo iba deshaciéndose en sentimientos buenos y crédulos. Dude y falle ¿Dudar es malo? No lo creo, siempre y cuando la duda nos lleve a una decisión voluntaria ¿Y bien, entonces? El problema fue no tener el valor de volar, exigir alguien que vuele, pedirle al mundo que vuele, si yo no era capaz de volar.

Y abrí la puerta y corrí, como en aquella película. Deje atrás mi vida, pretendí olvidarme de todo y me hice llamar el exiliado. Olvide tu silueta, tus rasgos que para mi lo eran todo, olvide la palabra libertad y me sentí un don nadie.

Vi morir gente sin siquiera prestarles atención, destrozarse vidas en bares sin que siquiera me diera remordimiento. El dinero no me faltaba, ya que nunca me faltaba el anciano mendigo a quien robarle unos morlacos, tampoco faltaba el ebrio muerto en sus fluidos a quien robarle una o dos prendas de valor. A veces me miraba en un vidrio, al ver mis ojos brillantes solo se dibujaba una sonrisa y sin ningún remordimiento continuaba mi vida, solitaria a gusto.

No fue una noche de ambrosia fluyente en tablones de madera, sino que muchas las que humille a algún joven de corazón ardiente e ideales relucientes como medallas de militar, que al igual que las del ultimo se opacan y quedan tiradas en una caja sin ser vistas ni lustradas por nadie. Los ideales se arrojan al olvido con todo lo demás y guarda en tu recuerdo solo el sabor del último sorbo de licor, el último golpe asestado contra la mandíbula, la ultima mujerzuela con la que estuviste.

Y hacia años inciertos que corría de la vida, hace años que corro mejor dicho. Sin desprecio por mi persona, sin una gota de arrepentimiento, los sentimientos y las emociones quedaron atrás. Aunque algunas noches he soñado con ella, ella la del verde encantador, la de ojos pardos y pelo enmarañado. Veo el pincel delimitando mis facciones como solo podían hacerlo los lápices de su mirada, sin que ella lo supiera. Escuchar su voz burlona de cuanto decía y pensaba, y sentir alegrarse mi corazón con un dolor de nudo. Sentir su piel suave en mi rostro como una vez hizo, sentir la seda de sus dedos en mí cara y entonces despierto sudando.

Temeroso tomo mis cosas y corro lejos nuevamente hasta que el sueño pesadilla regrese a mi onírico universo. Por que allá a donde valla el recuerdo de mi cobardía me acompaña, y por mas ron que empine o vodka que beba sin control, por más peleas que inicio o termine, el recuerdo de la persona que justifico mi existencia como ningún filosofo o ideal pudo hacer, vuelve a recordarme que solo soy un mediocre mas entre el montón, exiliado de mi existencia por mi propia voluntad.

Presencia Ausente

Presencia Ausente

Los lamentosos ecos del recuerdo en un océano de vidas
hace del camino un tortuoso andar entre olvidos y deseos,
deseos, deseos color silla con gusto a vela azulada,
felicidad tormentosa de ideas en sus días soleados de invierno.

Ante un abismo de tentadora naturaleza se perfila el sabor negro,
que con delicados dedos acaricia mi rostro luego de la última exhalación,
entre el vomito y el llanto del alma, tu cuerpo aun jadea en la oscuridad
¿pero yo? Yo jamás encontré el clímax de la vida…por el momento.

Entre sube y bajas de ánimos grises, una sonrisa contenida
con tu imagen en la cien, en el tacto, el olfato pero no en la realidad,
una ilusión de hojas que bailan perdidas su alegre y amarillo vals,
seducen mi viento y alimentan la ira contra mi océano infinito.

Las ideas contenidas por represas de valores y sus cadenas de moral,
la costumbre de ceder a la generalidad y tu presencia nebular en mí,
como un espectro invisible ante cada paso, lejano y presente ¿Quién eres?
Cruje silencioso el acordeón flemático en la plaza del abuelo tiempo.

Las personas con caminar maquinal, como androides diseñados a escala,
sus azulados rostros causan la envidia de un Mac y la ira de la ventana.
En el diseño faltabas tú, en mi mapa psicoemocional no estabas,
te perdí entre el verde y el rojo de en un calidoscopio de emociones.

Sin abrazarte jamás y temeroso de tu llegada, de tu toque cegador,
he estado pariendo mil ideas rojas, y todas ellas nacieron muertas antes de verla utopía.
He abortado tantos sueños, que ni siquiera pudieron gestarse en mi cabeza claramente,
Pero tu presencia va y viene hacia mí, la tortura perfecta de la muerte celeste.

Ausente en el tiempo, presente en la realidad, ajena a un beso,
el holograma siniestro de tu existir desconocido y de ojos azules,
tu llanto burlón en mis sueños y tu risa famélica en mis pesadillas,
no queda nada, solo retornar a tu lecho, a su debido momento, si existiera tal lugar.

Calaveras infinitaS

Divagando superfluamente entre las nieblas de racionalidad, a través de aquellos agujeros que bordaron los gusanos de la moral escurridiza y asfixiante. Marchita rosa de mil colores y sabores, te pierdes, te hundes en un mar de leyes y restricciones.

A través de siglos y siglos de alucinaciones y falsos momentos en un entramado de recuerdos sin sentido, esclavos de la verdad. De aquella gran mentira que es la verdad de las verdades a medias, que nos aprisiona, nos consume. Amor, simple sutiliza del interés. Amistad, aquellos beneficios con gusto sabroso y acaramelado, viscoso utilitarismo del ser humano. Solo aquellos que responden a la virtud propia son ajenos al daño de las lúgubres verdades con barba, anteojos, sotanas y olor a libro ahumado.

Cadavéricos rostros me hablan entre sueños, siluetas de un pasado inexistente y futuro inconciente de si mismo. Acarician mis entrañas manos espectrales venidas de lugares repugnantes y putrefactos, entre las telarañas de nódulos y sinapsis, el sodio se transmite de manera casi armónica, armonía de al entropía de los pensamientos, hacia la decadencia.

Y la caída la sientes veloz, y subes para reincorporarte. Y en la caída te sientes mejor, expectante a la elevación. Y en la caída perdiste la cordura y despertaste a al sin sentido de aquellos robles astrales que poblan las ideas puras y honestas de un YO.

La Campana y el Violín

A toda maquina en un lada café directo al vació,

envuelto en caricias circulares de rojizo sabor,

con aromas de bazofia que luchan contra rosas,

las ideas despegan bañadas por las tinieblas.

g

Entre alas de gaviotas ensangrentadas

con dulces sonrisas de sol, tibios recuerdos

de aquel marco de fotos que nunca tubo ecos,

sin un yo para empezar a planear.

h

A pasos ciegos dibujo el símbolo arcano,

en círculos desplazo mi existencia a tientas,

proyectando al más allá el esceptisimo,

la caída libre de la criticada y autocriticada personalidad.

o

Entre vasos ciegos, emborrachando la realidad,

y con las texturas de la verdad limpiando su vomito,

el vomito de esa pared contra la que mi auto se estrella,

día a día, las barreras que liquidan y aprisionan.

l

Perspectivas de vida buena y mala,

sutil barro que embarra lo hermosamente ruin del todo,

y asfixiando mi espíritu con vomito pude contemplar el altar,

mirando hacia abajo descubrí lo inexistente que yo era.

a

Y la espiral se dibuja en mi cuerpo, silenciosa,

con afilado lápiz me la dibuje en lo alto,

mientras señalaba las falacias de la vida alegre,

misantropía del amor, formas nada más.

c

La incógnita eterna del espejo retrovisor,

que deja atrás la vida y todo cuanto pudimos desear,

fuera de toda lógica e interpretación me desdoblo,

me vuelvo aromas y reflejos, ajenos, perturbadores, pacíficos.

o

El fin se ve a lo lejos del automóvil pardo.

El fin se ve cerca del momento oscuro de la hora clara.

Mejor dejemos que un violín rojo, con su armonía caótica,

rasgue la túnica insípida que te acompleja.

m

El lado oscuro tras tu espejo

Lúgubres emociones,

y rojos sentimientos

chorrean por tu ventana,

cuando el señor del nocturno y eterno océano

escupe sus mareas sobre el celeste manto.

Sensaciones de placer recorren tu piel

mientras que mis jadeos opacan el brillo de tus ojos,

tu piel, con su tonada tragicómica

se deshace en hielos de ira,

que me incitan, que me excitan.

Piel que desprende ese aroma carmesí,

color que conduce al límite

donde el dolor y el goce se mezclan

como el aroma de la ruidosa putrefacción,

fermentando, consumiendo… corrompiéndote.

Amparado en el Uroboros de plata,

que salpica la noche de mercurio,

sin el amparo de la luz de Helios,

añorado el fruto sagrado, repto hacia ti.

Alimenta mi existencia

del fuego que fluye en tus ecos mortales,

pues robare el ardor dulce de tu esencia

para calentar mi andrajoso y perlado manto.

Arrópame en tintes burdeos,

que esta noche soy pirata

y deliro en el mar rojo de tus entrañas,

bebiendo de ti y sonriendo de tu placentera agonía.